Empezamos nuestra aventura en el Mirador de San Cristóbal, donde bajamos del autobús. Estuvimos fotografiándonos el paisaje y a nosotros, hasta que llegó Javier para introducirnos en la excursón. Nos explicó que los musulmanes se quedaro en Granada por su clima, por sus diferentes alturas de terreno y por el agua proviniente de los ríos Genil y Darro y de orificios subterráneos. Nos contó que La Alhambra fue posterior al asentamiento musulmán, ya que antes vivían en la conocida Medina Elvira y cultivaban en las tierras fértiles de la Vega de Granada. Cuando construyeron la Alhambra por motivos defensivos, se mudaron al barrio del Albayzín, en casas llamadas Carmenes, donde tenían cada unos sus cultivos.
El primer aljibe que vimos fue el de San Cristóbal, situado en la Iglesia de San Cristóbal, que antaño fue una mezquita. Una evidencia de esto es que aún se veían las decoraciones musulmanas en su fachada, construída con una piedra llamada macabrilla (de ahí viene el término macabro) que también era usado para lápidas. Los aljibes siempre se situaban donde había una mezquita, ya que el agua también tenía un papel fundamental en su religión, ya que lo usaban en el ''wudu'', que consistía en purificarse el alma lavándose tres veces diferentes partes del cuerpo como la boca, las manos, la cabeza, los antebrazos o los pies.
El siguiente aljibe que visitamos fue el de San Bartolomé, en la Iglesia de San Bartolomé, que antes fue una mezquita. Javier nos dijo que esta era como la hermana gemela de la Iglesia de Santa Ana, pues son bastante similares. En la plaza donde se encontraba, había un Carmen cuya fachada tenía un texto poético llamado ''Oración del perro'' para concienciar a aquellos dueños que no cuidaban de forma debida las calles del Albayzín.
Bajando por la Calle del Agua, Javier nos contó que el conducto más importante de la acequia de Aynadarmar pasaba por debajo. Desde la calle Pagés entramos a un callejón sin salida, un adarve, al igual que el camino de las murallas. En las pare
des de este había unos mascarones con expresiones extrañas, pero ese no era lo único especial que tenía. En el se situaba la casa del poeta Pedro Soto de Rojas y el taller del escultor José de Mora. Allí fue esculpido el Cristo de al Salvación, que esconde una curiosa leyenda :
A este famoso escultor se le encargó esculpir al Cristo de la Misericordia. Por aquel tiempo, se hacían esculturas realistas (barroco) y el solía buscar la inspiración paseando desde Plaza Nueva hasta su casa, pasando por el Paseo de los Tristesy la Cuesta del Chapiz. En uno de estos paseos, en una mirada desviada hacia el curso del río vio un bulto negro en el agua. Tras distinguir que era una persona, se lanzó al río porque podía necesitar ayuda. Tras comprobar que había fallecido, vio su rostro agónico por haber muerto ahogado. Era perfecto para su escultura. Subió el cuerpo hasta su taller echado al hombro. Dicen que hasto lo crucificó en su propio taller para más realismo. Ahora es una de sus esculturas más emblemáticacas.
Después hicimos una parada para merendar en un placeta, donde estuvimos hablando todos juntos.
El siguiente aljibe que vimos fue el Aljibe de la Vieja. Este aljibe tenía una puerta y el guía aprovechó para contarnos que las puertas en los aljibes son actuales, es decir, que antes no los tenían, pues suponía privatizar un recurso que debía tener cualquiera. También nos encargó que buscasemos la leyenda que tenía aquel aljibe:
Cuenta que una vieja
tenía junto a este aljibe una frondosa higuera, de la cual los
vecinos robaban sus frutos. Cansada de estos hurtos, la vieja decidió
pactar con Satanás para que los higos supieran mal a sus ladrones, y
se enfermase todo el que reposara bajo las sombras del árbol. Al
morir la vieja, se escuchaban cerca del aljibe gritos, y se veía
cómo a las 12 en punto de la noche aparecía la sombra de la vieja
dando vueltas alrededor de la higuera. Según se dice, las noches de
los domingos la vieja se aparecía a los jóvenes desde el fondo del
aljibe, ofreciéndoles sus higos, que se habían hecho de oro.
El último aljibe que vimos fue el del Rey. A este, a diferencia de los otros, pudimos bajar. También estuvimos en una especie de patio haciendonos fotos y hablando. También, en una sala, había un mapa que con luces señalaba cada uno de los aljibes además de las murallas. Nos explico el orden en que se construyeron y el motivo. Salimos de allí y salimos del Albayzín para que nos recogiese el autobús, para volver al instituto